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viernes, 31 de marzo de 2023

Segundo Período Rectoral del Dr. Pedro Rincón Gutiérrez - Dr. Roberto Rondón Morales - Miradas Múltiples


Fue electo para un segundo período el Dr. Pedro Rincón Gutiérrez como Rector, el Dr. Julián Aguirre Pe como Vicerrector Académico, el Dr. Miguel Angel Herrera como Vicerrector Administrativo, compañeros de la fórmula rectoral, y el Dr.  Leonel Vivas, de la otra lista de candidatos, como Secretario para el período 1976 a 1980

LA UNIVERSIDAD CAMBIÓ

I.- Este segundo período rectoral lo ejerció en una Universidad que había cambiado su fisonomía con respecto a 1958 - 1972. Tenía una organización y un funcionamiento distinto. La reforma de la Ley de Universidades de 1970 transfirió competencias exclusivas de la Universidad al Consejo Nacional de Universidades, lo que implicó que la autonomía de la Universidad la debía compartir, en gran parte, con sus pares en el Consejo Nacional de Universidades, donde ahora tenían presencia Rectores de Universidades Nacionales Experimentales, no autónomas, bajo control del gobierno; y sendas representaciones nuevas del Congreso Nacional y del CONICIT. El gobierno para no disminuir la proporcionalidad y el peso de los votos de los rectores de Universidades Autónomas, los consideró un rector, un voto; en tanto, los votos de los rectores de   las Universidades Experimentales representaban fracciones. Los votos de los representantes del Congreso Nacional y CONICIT valían uno cada uno. Pero la cantidad de rectores de Universidades Experimentales crecía, en tanto no crecía el número de Universidades Autónomas.

Esto había generado una larga y calurosa diatriba, que incluyó a    FAPUV, ente que el 13 de julio de 1978, convocó el Primer Seminario sobre “Problemática de la Educación en Venezuela”. El Rector Rincón Gutiérrez había tomado su postura desde 1976, de “que la verdadera universidad es la autónoma, y que el modelo experimental había que revisarlo”. Este criterio lo ratificó, ahora en el Seminario, y en rueda de prensa con motivo de la derogatoria por el Consejo de ministros de la decisión del CNU sobre la creación de la Universidad Experimental Antonio José de Sucre que unificaba en esa Universidad a todos los Institutos Politécnicos Públicos. La decisión del Ejecutivo Nacional   acarreó la renuncia del Dr. Ernesto Mayz Vallenilla, Rector de la Universidad Simón Bolívar. Decía el Rector Rincón Gutiérrez “que las Universidades Experimentales eran consideradas como la fórmula salvadora de la educación superior, aunque muchas Universidades Experimentales no tenían sede, alumnos ni organización académica, aunque sí integraban el Consejo Nacional de Universidades”.

El Rector Rincón Gutiérrez había tomado su postura desde 1976, de “que la verdadera universidad es la autónoma, y que el modelo experimental había que revisarlo”.

De otro lado, reclamó la tardanza de la decisión sobre la creación del Instituto Tecnológicos de Ejido, presentado al CNU desde hacía tres años.

 II.- Además, en la reforma de la Ley de Universidades, se creó la Oficina de Planificación del Sector Universitario – OPSU con funciones de coordinación, pero las ejercía más bien de control e intervención. Las relaciones financieras en una primera instancia empezaron a hacerse ahora con esta Oficina. La autonomía financiera presupuestaria se comprometía cada vez más por las deficiencias presupuestarias derivadas de la crónica crisis fiscal de la República, pero a la vez, por una distribución sin criterios racionales sugerida por la OPSU.

Esto indujo a la realización de un estudio por la Universidad de Los Andes a fin de proponer  una ponderación del presupuesto basado en    el rendimiento académico institucional de las universidades, y  como parámetros de distribución presupuestaria, criterios basados en la investigación y publicaciones, los  postgrados, el rendimiento estudiantil y la  prosecución de los estudios,  la proporción de egresados, el  desempeño institucional de la universidad, y  que cubrieran las  implicaciones presupuestarias

ENTREVISTA CON EL PRESIDENTE   DE LA REPUBLICA

En 1978, el Equipo Rectoral, en vista de esta crítica situación presupuestaria, se entrevistó con el presidente de la República, Dr. Luis Herrera Campins. Convinieron en que uno de los mecanismos para resolver y racionalizar el financiamiento universitario era la creación de un verdadero sistema de educación superior, apoyado en sub sistemas regionales integrados. También analizaron la conveniencia de que las instituciones de educación superior se crearan de acuerdo a un modelo de desarrollo previamente convenido, y la necesidad de que organismos públicos y privados contribuyeran al financiamiento mediante impuestos y tasas a las empresas por la utilización de talentos y experticias formados en las universidades; el pago de matrículas diferenciadas, la elaboración de proyectos de distinta naturaleza para empresas y otros.

Sobre el financiamiento de la infraestructura universitaria en Mérida, Táchira y Trujillo, se harían gestiones con el Banco de los Trabajadores, y se promulgaría una Ley de Financiamiento con este  fin.

Se trató el tema de construir en Mérida, un Centro de Convenciones y una Casa de la Cultura de acuerdo y coparticipación de la Gobernación del Estado

III.- Otro cambio importante en la Reforma de la Ley de Universidades de 1970 fue la creación de los Vice Rectorados Académico y Administrativo que diluyeron competencias directas del Rector, quien debía coordinarlas con estos Vice Rectores en las respectivas materias. En la Ley de Universidades de 1958, el Rector concentraba todas las funciones universitarias, siendo el Vice Rector y el Secretario sus colaboradores, lo que hacía eficiente la dirección universitaria. A partir de la Reforma de 1970, las atribuciones del Rector fueron compartidas con los Vice Rectores Académico y Administrativo, y aún con el Secretario, en una redistribución de competencias y de corresponsabilidad. Esto trajo como consecuencia   que el Rector, Vicerrectores y Secretario tenían su propia agenda, puntos de vista sobre la universidad, intereses personales, grupos de interés a su alrededor   Esto provocó que el   Consejo Universitario, al que se habían agregado también cinco representantes electos de los profesores,   se dedicara a largas e interminables agendas para discutir y acordar asuntos financieros y administrativos, nombramientos, informes, convocatorias, consultas, contratos, asuntos en alzada.  La falta de acuerdo, posponía muchas decisiones que iban alargando cada vez más las agendas con materias pendientes. Las Comisiones y Grupos de Trabajo de la Universidad o de las Facultades no respondían requerimientos. Frecuentes y repetidas discusiones   sobre el mismo asunto, reclamos por decisiones que nadie cumplía. Revisión permanente de normas y decisiones cuya validez, a veces duraba pocos días. No había tiempo ni fuerza para discusiones sobre la vida institucional. El parlamentarismo ocupó a la Universidad.

Empezó a cambiar el sentido de la comunidad universitaria como una agrupación social particular dedicada a actividades académicas, que debía ser protegida a través de la propia Universidad, en una relación sin los formatos de las contrataciones colectivas, tal como sucede en las familias, referido esto en especial a los   profesores y estudiantes. Se entendió que los empleados y obreros eran regidos por la Ley del Trabajo.

Esta situación indujo al Rector Rincón Gutiérrez a convocar Consejos Universitarios Ampliados fuera de la sede del Consejo Universitario y fuera de la ciudad, para tratar materias de trascendencia, a los que asistían, además, asesores e invitados especiales. 

 En La Mesa de Esnujaque, con motivo de un Consejo Universitario Ampliado, se presentó informalmente un documento en nombre de la Facultad de Medicina, donde se analizaba el funcionamiento del Consejo Universitario, y entre las autoridades convinieron el funcionamiento del llamado “Equipo Rectoral” para acordar agendas y otros tipos de decisiones que   evitaran las frecuentes contradicciones, e hicieran más ágiles las agendas. 


IV.- Empezó a cambiar el sentido de la comunidad universitaria como una agrupación social particular dedicada a actividades académicas, que debía ser protegida a través de la propia Universidad, en una relación sin los formatos de las contrataciones colectivas, tal como sucede en las familias, referido esto en especial a los   profesores y estudiantes. Se entendió que los empleados y obreros eran regidos por la Ley del Trabajo, y por lo tanto con criterios basados en una protección igualitaria del trabajo y los trabajadores, intermediados  por organizaciones sindicales y corporaciones profesionales,  con capacidad para acordar convenciones  laborales, dirimir conflictos y arreglos mediante la Ley del Trabajo y el Ministerio de Trabajo. Derivado de ello, apareció un corporativismo de gremios con intereses particulares; y que el gobierno nacional, en un intento de homologar las contrataciones colectivas, asumió las negociaciones contractuales de cada universidad en particular y con sus gremios nacionales, Federaciones de Profesores, de Empleados y Obreros que se habían constituido en Venezuela. Los Rectores sólo aparecían al final de los acuerdos laborales para la foto en el acto de la firma de los acuerdos gobierno - gremios. El Rector sólo era el ejecutor de los acuerdos y receptor de los conflictos cuando el gobierno incumplía los compromisos adquiridos, lo que era frecuente.

No obstante, el Rector Rincón Gutiérrez fue partidario e insistió en que  para protección de los Profesores, se acordara una Resolución con Normas de Regularización de las Relaciones entre los Profesores y la Universidad.

Con este convenimiento, la Asociación de Profesores de la ULA presentó un documento al respecto. El Consejo Universitario el 20 de abril de 1977, designó sendas comisiones para analizar los aspectos contenidos:

Aspectos jurídicos: Drs. Pedro Rincón G y Juan José Rivas B.

Aspectos académicos:  Drs. Julián Aguirre, Eleazar Ontiveros, Luis Ramírez, Adelis León, Francisco Ruiz, Néstor López R, César Briceño y Br. Carlos Castillo.

Asuntos Socio económicos: Drs. Miguel Angel Herrera, Roberto Rondón M, Miguel Rodríguez, Hidalgo Guillén, José Ramón Rujano, Juan José Mora y Br. Saúl Gutiérrez

Asuntos gremiales: Drs. Leonel Vivas, Antonio Van Grieken, Pedro Manuel Petit, James O`Callaghan y Br. Eugenio Graterol.

De igual manera, el Consejo Universitario aprobó una Escala de Salarios presentada por APULA

En 1980, se discutió otra Resolución en el Consejo Universitario para regular las condiciones de trabajo con los profesores, a cuyo fin, el 25 de abril de 1980, designó una Comisión representada por los Drs.  Pedro Rincón Gutiérrez, Julián Aguirre Pé, Miguel Angel Herrera, Leonel Vivas, Milton Granados, José Raúl Dávila y Néstor López Rodríguez, y por la APULA, los profesores Luis Alfonso Aguilar, Francisco Gavidia, Héctor Mata, Carlos Ruiz, Pedro Apolinar, Enrique Peña y Trino Castro. Además, firmaron un Acuerdo para mantener relaciones normales y luchas por mejores reivindicaciones, según lo estipulaba el artículo 55 de esta Resolución 1980-1981 sobre las Relaciones entre la Universidad y los Profesores.  Se garantizó que la remuneración no sería menor a la de otras universidades, y que los beneficios de otras universidades debían aceptarse en la ULA; un mejoramiento institucional en todas las áreas para un óptimo trabajo académico. Igualmente, solicitar una homologación de salarios, iguales condiciones de trabajo, y hacer gestiones ante el Ejecutivo y el Congreso Nacional para saldar deudas de distintas naturalezas, que generaban constantes motivos de enfrentamientos y paros. La obtención de recursos financieros para el cumplimiento de estas Resoluciones fue una tarea cumplida a cabalidad por el Rector Rincón Gutiérrez.

Finalmente, debido a los conflictos que se generaban por desniveles de salarios y bonificaciones de los profesores entre las distintas universidades, el ministro de Educación, Felipe Montilla firmó, el 1 de enero de 1982, unas Normas de Homologación Nacionales, con ventajas como una escala móvil de salarios, de acuerdo a la inflación, primera vez en América Latina para profesores.

NUEVAS CONCEPCIONES DE LA UNIVERSIDAD

El segundo período rectoral del Dr. Pedro Rincón Gutiérrez no ocurrió en las mismas condiciones de 1958 a 1972, no sólo por los cambios derivados de la Reforma de la Ley de Universidades de 1958, sino por cambios políticos en el país.

I.- Ahora, la Presidencia de la República estaba bajo la responsabilidad de Carlos Andrés Pérez, no de sus amigos universitarios Raúl Leoni ni Rafael Caldera.   Se asomó la hegemonía de un partido de gobierno que saturó toda la estructura política y social del país debido a los altos precios del petróleo por la guerra árabe israelí. El presidente colmó la organización democrática nacional. “El país se asomaba a una especie de edad de oro del proceso democrático instaurado en 1958”.

 En medio de esto, el ministro de Educación planteó la realización de una “Revolución Educativa”. Había presiones sobre la Universidad para responder a exigencias sociales del país, a una renovación según las modernas experiencias pedagógicas obtenidas en instituciones de muy alto nivel mundial, divulgadas por organismos internacionales. También presionó el fenómeno más apremiante que fue la masificación estudiantil, por lo que el gobierno creó 22 Institutos Universitarios de Tecnología y 26 Colegios Universitarios para la diversificación de las opciones educativas. Se crearon Universidades Experimentales como la Francisco de Miranda, Rómulo Gallegos, Universidad Nacional Abierta, IESA, Programa de Becas Gran Mariscal de Ayacucho. Esto, hacia el interior de las universidades autónomas fue apreciado como un peligro y una restricción a la autonomía y la libertad para pensar, crear, debatir y refutar conocimientos e ideas en la universidad, ya que todos estos institutos estaban bajo la dirección del Ministerio de Educación. Por otro lado, competían con el presupuesto dedicado a   las universidades por sus requerimientos de sedes, profesores, equipos y otros.

La Universidad de Los Andes había empezado a dar una respuesta inicial a los reclamos sobre una modernidad y a la masificación estudiantil   desde los 1970, al discutir una nueva estructura universitaria y la creación del Ciclo Básico, que al cambiar el rectorado, no evolucionaron. 

Una de las políticas que afectó también a la Universidad fue la de Pleno Empleo y de estabilidad absoluta, que hizo crecer de manera desordenada una nómina principalmente de obreros y empleados de baja calificación que saturaron las obligaciones por salarios y bonificaciones, que se tornó conflictiva cuando cesó la bonanza petrolera y se inició una etapa de devaluación monetaria e hiperinflación.

 II.- La educación superior crecía de una manera desordenada sin planes de desarrollo.

Para la búsqueda de alternativas racionalizadoras, se promulgó el Decreto   No 42 del 29 de marzo de 1979, con la intención de crear un Sub Sistema Integrado de Educación Superior por el presidente Luis Herrera Campins con la finalidad de conformar una integración regional entre distintos institutos universitarios tecnológicos, universidades experimentales y autónomas, a fin de ofrecer salidas intermedias terminales, y quienes desearan continuar carreras profesionales, lo pudieran hacer. Incluidos estudios de postgrado.

En el mismo sentido integrador, el Rector de la UCV, Dr.  Miguel Layrisse en visita a la ULA, planteó la idea de crear una Confederación de Universidades Autónomas para el abordaje de soluciones comunes y para compensarse ante el peso que el gobierno otorgaba a la experimentalidad.

También se hicieron esfuerzos para integrar proyectos de desarrollo científico y tecnológico, mediante el intercambio de experiencias, líneas de trabajo, insumos, tecnologías, profesores, incluidos los visitantes, a cuyo efecto, en 1979, se realizó en Mérida, la Primera Reunión Nacional de Consejos de Desarrollo Científico y Humanístico de las Universidades. También se realizó la Primera Convención Regional de Ciencia y Tecnología.

El desarrollo de los Núcleos del Táchira y Trujillo fue en la dirección de expandir ofertas educacionales.

Posteriormente, el gobierno de Luis Herrera Campins, y el Congreso Nacional en el ejercicio de Jaime Lusinchi, elaboraron anteproyectos de Leyes de Educación Superior en igual sentido integrador y coordinador de la educación superior, que no fueron ni siquiera presentados al Congreso Nacional.

III.- Quedó pendiente de la gestión hasta 1972  la Nueva Estructura Universitaria, que se había iniciado con el Ciclo Básico. Se reiniciaba la crítica al tradicional diseño de la Universidad como un agregado de Facultades, y estas de Escuelas, que a su vez es de cátedras, institutos y centros de investigación. Cada Facultad es auto suficiente con sus escuelas y cátedras propias. Por ello, al crearse una Facultad, se crean Escuelas y Cátedras independientemente de su repetición por su existencia en otras Escuelas o Facultades. Esto acarrea, altos costos, incoherencias, y una de sus consecuencias, es que los estudiantes entran y salen de una Facultad porque no hay salidas intermedias.

Se reiniciaba la crítica al tradicional diseño de la Universidad como un agregado de Facultades, y estas de Escuelas, que a su vez es de cátedras, institutos y centros de investigación. Cada Facultad es auto suficiente con sus escuelas y cátedras propias

Los Institutos y Centros de Investigación también se aíslan y no  es raro tampoco la repetición de proyectos de investigación sobre el mismo asunto.

En consecuencia, se planteó una organización basada en el Departamento como lo piedra angular de la Universidad, que se organizaría en Divisiones, responsables de coordinar académicamente a las carreas intermedias, de pregrado y postgrado, pero sin estructura ni personal. Las Facultades se organizarían   por áreas de conocimientos: humanísticas y sociales, arte, tecnológicas, salud, ciencias políticas, ciencias agrarias.

Entre tanto, se aprobó un Reglamento de Departamentos.

En consecuencia, se planteó una organización basada en el Departamento como lo piedra angular de la Universidad, que se organizaría en Divisiones, responsables de coordinar académicamente a las carreas intermedias, de pregrado y postgrado, pero sin estructura ni personal. Las Facultades se organizarían   por áreas de conocimientos: humanísticas y sociales, arte, tecnológicas, salud, ciencias políticas, ciencias agrarias.

Pero en lugar de desarrollar la departamentalización, la planificación universitaria planteó la creación de Oficinas de Coordinación de las funciones universitarias, adscritas a las autoridades universitarias. Esto no permitió la estructura departamental, sino por el contrario, vaciaron de funciones a las Facultades también, que quedaron como simples tramitadores de solicitudes de profesores y estudiantes.  La democracia y la participación universitaria predicada chocaba contra esta organización centralizada, rígida y parcelar. No había reglas ni procedimientos conocidos, lo que daba a la administración una discrecionalidad, dudosa legalidad, procedimientos engorrosos y sin término, con delegaciones invertidas.

Para intentar crear algunos mecanismos de control, se creó una Unidad Permanente de Control de la Contraloría General de la República en 1978.

IV.- No había un mantenimiento adecuado del patrimonio físico ni técnico científico de la universidad. La deficiencia de recursos financieros se trató de corregir con iniciativas y empresas creadas por la Universidad en búsqueda de autogestión, para gestionar recursos propios, pero sus gerentes universitarios las   quebraban en el mismo campo de trabajo que en el sector privado eran exitosos. Supervivieron hasta que el presupuesto universitario, al revés de sus fines, las mantenía presupuestariamente

En medio de esta desazón,  se hicieron esfuerzos para corregir el rol y deriva corporativa que había asumido la universidad;  buscar formas para disminuir la violencia en la ciudad, en la que aparecieron los saqueos del comercio; realizar estudios de las perspectivas matriculares de la Universidad; vincular la formación universitaria al empleo de profesionales, técnicos y científicos; prever un crecimiento racional de la Universidad;  analizar  mecanismos alternos de financiamiento;  separar y privilegiar   la función académica de la sobre la actividad administrativa.

 Los grupos científicos con capacidad de obtener recursos para proyectos se convirtieron en organizaciones autárquicas “micronesias” como se les llamó.

De otro lado, se identificó que las autoridades eran atraídos y dedicados en 45% de su tiempo laboral en procesamiento de información de todo tipo como forma de ejercer control, 45% de tiempo para actos y reuniones para relaciones públicas, 5% para resolver crisis que a veces consumen más tiempo, y 5% para pensar en sus funciones, que lo toman para las otras tres ocupaciones. Un trabajo dedicado y agotador para la rutina y lo común.

En medio de esta desazón,  se hicieron esfuerzos para corregir el rol y deriva corporativa que había asumido la universidad;  buscar formas para disminuir la violencia en la ciudad, en la que aparecieron los saqueos del comercio; realizar estudios de las perspectivas matriculares de la Universidad; vincular la formación universitaria al empleo de profesionales, técnicos y científicos; prever un crecimiento racional de la Universidad;  analizar  mecanismos alternos de financiamiento;  separar y privilegiar   la función académica de la sobre la actividad administrativa.

Se hicieron esfuerzos para una dedicación preferencial a la investigación científica, tecnológica, artística,  social y humanística, y de los postgrados para convertir a Mérida en una referencia continental de la ciencia.

V.- En medio de la crisis aguda de las universidades, se creyó que la formación de los profesores era un factor clave para el desenvolvimiento de la vida universitaria. La proyección nacional y mundial de la Universidad dependía del componente humano. Se reforzó un programa de formación en el exterior, con becas y años sabáticos para realizar estudios en especialidades, maestrías y doctorados para   una docencia actualizada y proyectos de investigación básicos para los fines de la Universidad, y para el futuro desarrollo de los estudios de postgrado. Estos programas se reforzaron con viajes al exterior, asistencia a congresos internacionales, profesores visitantes.  La formación postgraduada se extendió al personal técnico.

VI.- Se creó una Comisión Permanente del Consejo Universitario para el tratamiento del rendimiento estudiantil, conformada por el  Secretario de la Universidad, el Decano de la Facultad de Derecho, el Director de Registros Estudiantiles, el Coordinador de la  Oficina de Asuntos Profesorales y un representante estudiantil. Se inició el proceso de automatización de los registros estudiantiles. Se generaron discusiones sobre el rendimiento estudiantil, que condujeron a las medidas mínimas de rendimiento conocidas como Medidas de Esnujaque.

VII.- Igualmente, el 19 de mayo de 1979, se designó una Comisión para el tratamiento del rendimiento profesoral conformada por el Vicerrector Académico, el Decano Ciencias Forestales, el Director de PLANDES y el Director de DIGMA, un representante de profesores, el Coordinador de la Oficina de Asuntos Profesorales, un representante estudiantil.

VIII.- En los años 1975 a 1976, se estudió en la Universidad un represamiento estudiantil por repitencia, una inscripción masiva de estudiantes en el Ciclo Básico, y una deficiencia de preparación pedagógica de los profesores. Para abordar esta problemática, en 1977, el Rector Rincón Gutiérrez con la importante participación del Dr. Julián Aguirre, Vicerrector Académico, creó la Dirección General de Mejoramiento Académico – DIGMA.  Desarrolló siete áreas: Atención Pedagógica al estudiante que ingresa, Actualización   académica de la especialidad, Formación y mejoramiento pedagógico, Planeamiento y revisión curricular, Bibliotecas, Pasantías Industriales y Recursos audiovisuales.

 En 1976, se creó el Consejo de Publicaciones. Se reforzó el CDCHT y el Sistema Bibliotecario e Informático. Se diseñaron el Primer Plan de Ciencia y Tecnología Regional, 32 programas de estudios de postgrado, la XXX Convención Anual de ASOVAC y Festivales Juveniles de la Ciencia. 

IX.- Otro problema detectado fue la desproporción entre el personal docente ordinario y el gran número de contratados en la ULA. El Dr. Pedro Rincón Gutiérrez, rector propuso   la aprobación de unas Medidas Extraordinarias y Transitorias, el 15 de septiembre de 1977, para regularizar la situación de la gran cantidad de profesores contratados de la Universidad. En efecto, la Ley de Universidades previó el ingreso por concurso sólo para los instructores.  En caso de candidatos a profesores que hubieran realizado estudios de postgrado, no había posibilidades de su ingreso por concurso, de manera que por efecto del artículo 91 de la Ley de Universidades ingresaban en condición de contratados por el Consejo Universitario   En muchos casos, estos contratos se prolongaron por mucho tiempo y en mucha cantidad, que causaron el efecto de poco personal ordinario y mucho contratado.

Estas medidas consistían en que los profesores contratados por vía del artículo 91, podían optar a ser personal ordinario en categoría superior a la de agregado, siempre y cuando cumplieran los requisitos que cumplía el personal ya ordinario, es decir, grados y presentar tantos trabajos de investigación como tesis de ascenso se hubieran requerido para la categoría a la que optaban.  Cerca de 600 profesores hicieron estos trámites.

Roberto Rondón Morales. MIRADAS MULTIPLES. Marzo de 2023

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