(Discurso pronunciado por el Rector de la
Universidad de Los Andes, Dr. Pedro Rincón Gutiérrez, en ocasión de la
culminación de los cursos sobre Estudio del Suelo y Administración del Ambiente,
dictados en el Centro Interamericano de Desarrollo Integral de Aguas y Tierras.
Mérida, 11 de noviembre de 1977)
Parece que va a transformarse en rutina -placentera por cierto- el que las autoridades de la Universidad de Los Andes hagan acto de presencia en el CIDIAT para clausurar cursos relacionados con los recursos naturales renovables.
Efectivamente, son ya varias las
oportunidades en que los miembros del Equipo Rectoral de la Universidad de Los
Andes hacen entrega de diplomas que habilitan en alguna rama más de las que
estudian la conservación racional de la naturaleza, a profesionales de
distintos lugares del país y el mundo.
Decía yo meses atrás, al clausurar otros
de estos cursos, que estábamos dando pasos importantes en la toma de conciencia
de que la defensa del ambiente y de los recursos naturales renovables era parte
de la defensa de la patria. Queda en manos de ustedes el hacer de esa
aseveración una realidad irrefutable.
Hoy, por ejemplo, son 21 ingenieros agrónomos
y 19 profesionales pertenecientes a distintas áreas del quehacer humano los que
finalizan dos breves e intensivos cursos sobre el estudio del suelo desde el
punto de vista agrícola para la planificación en general y sobre la
administración del ambiente, y en este simbólico acto en el cual hacemos
entrega de un diploma, sentimos nosotros cada vez más el acierto que representó
la creación del Centro Interamericano de Desarrollo Integral de Aguas y
Tierras, allá por el año 1964 y, sobre todo, la escalera de aciertos que llevaron
a este importante organismo a ser dirigido y administrado en forma conjunta por
el gobierno de Venezuela y la Universidad de Los Andes, ya que de esta forma,
se garantizó plenamente que los problemas inherentes al uso científico de los
recursos de la naturaleza serían resueltos con una concepción eminente nacional
de la ecología.
En este momento, cuando profesores del
Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales Renovables, del CIDIAT y de la
Universidad di Los Andes intercambian conocimientos con especialistas al
servicio del Estado y de la universidad, podemos vislumbrar un horizonte más
nítido para este controversial asunto de la conservación, que con tanta urgencia
debe resolver Venezuela.
Decía yo meses atrás, al clausurar otros de
estos cursos, que estábamos dando pasos importantes en la toma de conciencia de
que la defensa del ambiente y de los recursos naturales renovables era parte de
la defensa de la patria. Queda en manos de ustedes el hacer de esa aseveración
una realidad irrefutable.
Mérida, 11 de noviembre de 1977