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sábado, 13 de mayo de 2023

Obra y Huella del Dr. Pedro Rincón Gutiérrez - Arq. Bibiana Moreno

 


(Esta ponencia fue presentada en el Cuarto foro: UNA VISIÓN INTEGRAL DE LA OBRA DE PEDRO RINCÓN GUTIÉREZ: LA PLANIFICACIÓN ACADÉMICA, FÍSICA Y PRESUPUESTARIA, realizado en la Academia de Mérida y organizado por el Grupo Miradas Múltiples, el día 27 de abril 2023)

Iniciaré estas consideraciones con un agradecimiento especial a los Profs. Pedro Rivas y David Padrón, quienes me invitaron a participar en este honroso acto para enaltecer la figura del Dr. Pedro Rincón Gutiérrez, así como a la gentil audiencia presente. Es un verdadero privilegio hablar sobre su relación con la Universidad y Mérida, elementos fundamentales en el desarrollo personal y profesional de muchos, incluyéndome.

La ciudad de Mérida evolucionó a lo largo del siglo XX, siendo su traza y edificaciones dependientes de las condiciones geográficas. Su situación en un valle de difícil acceso y de restringida morfología, ha influido en su desarrollo urbano. A principios del siglo pasado, la ciudad estaba delimitada entre las Plazas de Milla y Glorias Patrias, entre las riberas del río Milla por su margen oeste y por el este el profundo talud del río Chama. Conformada por cuatro parroquias: Sagrario, Milla, Belén y El Llano. La Universidad, actor fundamental en esta transformación hace visible estos cambios. Bajo la dirección del arquitecto e ingeniero Luis Eduardo Chataing, se construyó Edificio para la Universidad, inaugurado por el General Eleazar López Contreras, presidente de la República, en marzo de 1937. De estructura innovadora para la época, contiene la biblioteca en un salón de gala, aulas espaciosas, despachos para las Autoridades y el Paraninfo. La Iglesia, a través del arzobispo Acacio Chacón, Junto al Dr. Joaquín Mármol Luzardo, rector de la época, y el Gobierno Regional dirigido por Vicente Tálamo, asumen un proceso de renovación y modernización de la Ciudad y de la Universidad. Se concluyeron los edificios de la Facultad de Medicina, Ingeniería y ciencias forestales y la Residencia estudiantil en las inmediaciones de la Av. Tulio Febres Cordero, edificaciones con respuestas funcionalistas, de líneas puras, dan cabida al diálogo entre el espacio interior y el exterior, respetando el importante eje vial. La presencia de Edificaciones notables, como el Colegio Inmaculada Concepción, el Colegio San José de los Jesuitas, el Colegio Madre Mazzarello, el Hospital de los Andes y el Reformatorio de Menores para Varones (hoy sede de la Policía del Estado Mérida) entre otras Las escuelas estatales Vicente Dávila, Rafael Godoy y el Liceo Libertador construidos según los planes especiales del gobierno central, son pasos hacia la modernidad en la ciudad. La Plaza Glorias Patrias y algunas iglesias como El Llano y El Espejo, En el área de la salud entre 1946 y 1951, Mérida cuenta con un sistema constituido por el Hospital Los Andes, la Maternidad, el Hospitalito de Niños y el Sanatorio Antituberculoso. Con diversos rasgos de corrientes historicistas en el campo de la arquitectura, son estructuras también de gran significado. La impronta del Arq. Luiggi Bosetti y la distintiva obra del arquitecto Manuel Mujica Millán responsable de la construcción del Edificio Central de El Rectorado, la restauración del Edificio del Gobierno junto con la remodelación de la Plaza Bolívar, así como de edificaciones privadas, desarrollan proyectos que si bien no son expresión del estilo moderno puramente hablando, promueven obras cuya acción renovadora abordan referencias como punto de partida para transitar hacia la modernidad.

Finalizado el régimen dictatorial, el 4 de febrero de 1958, el ministro de Educación de la Junta de Gobierno, Dr. Rafael Pizani, nombró al Dr. Pedro Rincón Gutiérrez como Rector de la Universidad de Los Andes. Designación recibida con gran beneplácito por la población de Mérida. El Dr. Rincón Gutiérrez inició su formación en el Colegio San José, donde completó su educación primaria y secundaria. Bajo la protección de uno de los jesuitas, el Padre Resola, quien fue su mentor y guía, creció física e intelectualmente obteniendo formación humanística amplia, universalista y generosa, así como también educación religiosa. Luego decidió estudiar medicina, que bien le venía en virtud de su carácter vocacional y altruista. Los pasillos del Colegio San José moldearon en el Dr. Pedro Rincón Gutiérrez capacidades inéditas para proyectar su institución y la ciudad, Su amplitud de pensamiento, visión y pertenencia a un selecto grupo de académicos de gran sapiencia que contribuyeron desde un principio a un desempeño de acierto indiscutible. Siempre acompañado de tutores en las diversas etapas de su educación. Como médico, entre otros ilustres merideños, conto con grandes maestros, entre ellos el Dr. Antonio José Uzcátegui y el Dr. Carlos Edmundo Salas.

Entre las acciones de mayor relevancia y significado para el presente y futuro de la Universidad, al inicio de la gestión como rector, destaca la creación de una Universidad Democrática que le permitió llevar a cabo lo que estaba en construcción en su ideario: abrir sus puertas y trascender de su origen como Institución provinciana a convertirse en La Ciudad Universitaria. Idea propuesta inicialmente por el Rector Eloy Dávila Celis (1949-1951). El Dr. Pedro Rincón Gutiérrez lidera una excelente gestión, a partir de la realización de importantes inversiones inmobiliarias que hoy día constituyen para la Institución su mayor patrimonio. Su relevante accionar le confiere los títulos de Rector Magnífico, Rector de Rectores, demostrando ello su importancia en el ámbito universitario de Venezuela y fuera de sus fronteras. Desde ya se convierte en cimiento, eje y motor del progreso de la universidad y la ciudad.

Desde su primer año de gestión y al ser electo por el claustro universitario para el período 1959-1962, el Dr. Pedro Rincón Gutiérrez dio marcha a dos premisas claras: dotar a la Universidad de patrimonio propio y construir un moderno hospital para Mérida. Su visión avanzada permitió que, de estructuras construidas durante la dictadura de Marcos Pérez, junto a las casas alquiladas o propias de facultades y dependencias, se pasara a una verdadera “Ciudad Universitaria”, probablemente bajo la influencia de universidades latinoamericanas. En palabras del Dr. Pedro Rincón Gutiérrez: “entre las capitales venezolanas, ninguna como Mérida presenta tantas condiciones y ventajas para servir de sede universitaria. Parece que en ella se conjugan la bondad de la Naturaleza, la dulzura del clima, el carácter apacible de sus pobladores y una tradición ya secular que favorecen y estimulan el cultivo del espíritu y las labores docentes y de investigación.”

El acelerado crecimiento que se operó en el país tras el cambio político exigió la ejecución de un plan de edificaciones que diera respuesta a los nuevos escenarios que se avecinaban con el crecimiento de la educación secundaria en el país. El Dr. Rincón al asumir el cargo consigue una pequeña institución que contaba con 210 profesores y 1.737 estudiantes. A principios de los años sesenta, el país alcanzó el mayor crecimiento en educación superior, lo que generó grandes expectativas. Fue imperativo abordar demandas, así se inició la adquisición de terrenos e inmuebles en la ciudad de Mérida. En 1958, se registró la primera compra de 2.6 hectáreas en la Avenida Tulio Febres Cordero, frente al Grupo Godoy, con fines residenciales. Al año siguiente, se adquirió un inmueble en la Avenida Bolívar, un lote de terreno en la Punta y se recibió una donación de 17 hectáreas en la Hacienda La Pedregosa por parte de la Junta Pro-Ensanche del Hospital. También se compraron 9.6 hectáreas en la Hacienda Los Sauzales, 400 hectáreas en el Bosque La Carbonera en el Municipio Zerpa y Jají, con el propósito de desarrollar el área de silvicultura. Bienhechurías de plantaciones en Barinas. Además, se adquirieron las haciendas Campo de Oro, Santa Elena y Santa María, y se recibieron en donación 500 hectáreas en el Bosque el Caimital, en Barinas, Bosque Agropecuario Los Andes, y 22 hectáreas en San Eusebio. Al iniciarse de forma planificada bajo una clara y promisoria empresa, el Dr. Rincón creó, en su primer año de gestión, la Oficina de Planificación y Mantenimiento. El arquitecto vasco, Iñaki Zubizarreta, amigo entrañable del Rector y fundador del departamento de planificación, influyó en gran medida en esta visión. La adquisición de estas propiedades, acompañadas por grandes arquitectos, cambió la fisonomía de la ciudad. Siendo Rector electo, continuó con su propósito que permitieran llevar a cabo lo planificado. En 1960, se adquirió Llano de Los Corredores en la Parroquia Milla. En 1961, se compró parte de la Hacienda Santa María para la sede del Núcleo Forestal. En 1963, lotes de terreno en la Avenida Tulio Febres Cordero y lotes en la finca Santa María. En 1965, se adquirieron 38.67 hectáreas en la Hacienda Santa Ana. Posteriormente, en 1966, la Finca El Milagro, colindante con Santa María, y La Loma de José María.

De acuerdo con los Boletines Estadísticos de la ULA, se experimentó un vertiginoso crecimiento en el período 1960-1971. La población estudiantil se quintuplicó y se crearon escuelas de diferentes carreras. Para cumplir con las demandas, se alojaron actividades docentes, de investigación y administrativas en recintos o edificaciones no siempre adecuadas, dispersas en la ciudad y habilitadas sin criterio. La universidad llegó a alquilar cerca de 7000 metros cuadrados. En 1964, con un concepto distinto al Campus o Ciudad Universitaria, se planteó el "Desarrollo de la Ciudad Universitaria de Mérida (Plan de Edificaciones)", distribuida en cuatro grupos fundamentales esparcidos por casi toda la geografía de la ciudad.

· El primer grupo, en Campo de oro y Santa Elena el Médico-Biológico, incluía el Hospital Universitario, las Facultades de Farmacia, Medicina y Odontología, el Hospital Psiquiátrico, la Escuela de Enfermeras, el Instituto de Ciencias Médicas, la Residencia Masculina, instalaciones deportivas, centro comercial y rental, y viviendas para empleados de la Universidad.

· El segundo grupo, en Los Chorros, el Forestal, comprendía los siguientes servicios: el Instituto de Silvicultura, el Instituto de Geografía y Conservación de Recursos Naturales Renovables, la Facultad de Ciencias Forestales e Instituto de Investigaciones y Capacitación Forestal, el Laboratorio de Productos Forestales y la Escuela de Peritos Forestales.

· El tercer grupo, en La Hechicera, el Técnico-Científico-Humanístico, estaba integrado por las siguientes áreas: servicios administrativos, biblioteca, la Casa del Estudiante y la Organización de Bienestar Estudiantil, librería, ambientes recreativos, área deportiva, Facultad de Ingeniería Civil y Eléctrica, Arquitectura, Ciencias Básicas (Matemática, Física y Química), Ciencias Naturales, Derecho, Humanidades y Economía.

· El cuarto grupo, Conjunto Tulio Febres, el Cultural-Educativo, Residencial y Comercial, estaba compuesto por el Departamento de Extensión Cultural (teatro, escuelas artísticas y biblioteca) y el centro residencial comercial. Su congruente rol de dirigente universitario y de propósitos institucionales ofrecieron confianza a las autoridades nacionales, quienes aprobaron recursos extraordinarios para las adquisiciones de terrenos e hicieron posibles construcciones como la Escuela de Geografía, las sedes provisionales de las Facultades de Economía y Humanidades y Educación en la Avenida Universidad y la refacción de Ancianato ubicado en la Hoyada de Milla para sede inicial de la Facultad de Arquitectura.

Con el objetivo de dar continuidad y consolidar los planes establecidos anteriormente, el Rector Rincón Gutiérrez designó una Comisión conformada por representantes de Organismos Nacionales, Regionales, de la Iglesia, partidos políticos y, evidentemente, de la Universidad para llevar a cabo el desarrollo del Proyecto del Núcleo Biológico, en el cual se incluía HULA. Para tal fin, se contrató al Dr. Macchler para la programación integral de esta ciudad universitaria y al arquitecto Horacio Caminos del Instituto Tecnológico de Massachusetts para la realización de este proyecto. La Universidad, consciente de su papel en la sociedad, siempre ha buscado ir más allá de una relación puramente académica.

A través de la acción del Dr. Rincón, se consolido la cesión de patrimonio de mayor relevancia con la donación de terrenos para el Hospital Universitario Los Andes, que inició su construcción en 1962 en los terrenos de las haciendas Campo de Oro y Santa Elena. Se da inicio a las primeras edificaciones de la «Ciudad Universitaria» en el Grupo Médico-Biológico, que incluyo la Residencia Estudiantil Masculina y la Facultad de Farmacia. Posteriormente, se construyeron aquí los galpones de Bioanálisis, los Servicios Generales de la Universidad (transporte, taller mecánico, ingeniería y mantenimiento), el complejo deportivo de Campo de Oro y, más recientemente, los edificios de Parasitología y Microbiología. Además, se donaron terrenos para la Urbanización Santa Mónica, la Casa Sindical de FETRAMERIDA, la Escuela Técnica Manuel Pulido Méndez, el Ambulatorio de la Cruz Roja, la avenida Primero de Mayo que comunica Santa Mónica con Santa Juana, el estadio menor La Arenita, la Iglesia San Juan Apóstol y la Avenida que comunica Santa Juana con la Urbanización Carabobo en Chama. Continuando con la compra de bienes, en 1967 se adquieren lotes para acceder a La Hechicera. Este mismo año se compran 35.86 hectáreas de la Hacienda Liria. Además, entre 1964 y 1966, varios apartamentos en los Edificios los Caciques, ubicados en la Avenida Universidad. Se llevó a cabo el urbanismo de la Urbanización Santa María, constituido por 246 parcelas permitiendo que profesores accedan a estas propiedades. La Institución así, obtiene utilidades que son dirigidas a consolidar su planta física. Se construyeron también residencias para profesores visitantes en la Hoyada de Milla, que ahora son ocupadas por los gremios.

En los terrenos de la hacienda de Milla, el proyecto de la «Ciudad Universitaria» continuó tomando forma. Aquí se encuentra ubicado el Grupo Forestal. A partir de 1962, la Universidad de Los Andes en cooperación con el Ministerio de Agricultura y Cría construyó el Instituto Forestal Latinoamericano de Investigación y Capacitación, el Instituto de Silvicultura, la sede de la Escuela e Instituto de Geografía, que se concluyó en 1964 con ayuda del Ministerio de Obras Públicas. Posteriormente, se construyeron la Facultad de Ciencias Forestales y la Escuela de Peritos Forestales. Se levantó el edificio para el Centro Interamericano para el Desarrollo e Investigación Ambiental y Territorial (CIDIAT), que luego se reubicó en el Parque La Isla.

En el sector La Hechicera se ubican parte del Grupo Técnico-Científico, las Facultades de Ciencias, Ingeniería y posteriormente se anexa Arquitectura. El proyecto inició en 1964 y, a tal efecto, el Ministerio de Obras Públicas contrató a un grupo de especialistas. La falta de espacio físico era una de las debilidades de la Universidad de Los Andes, y gran preocupación para el Rector. Contar con una universidad bien equipada física y académicamente era una necesidad inminente. Se establecieron programas de edificaciones que se llevaron a cabo de la mano del gobierno nacional, atendiendo demandas públicas en cada uno de los periodos presidenciales. Gracias a la colaboración entre la universidad, organismos públicos y entes privados, se logró ampliar las dependencias universitarias y tener un impacto positivo en toda la ciudad de Mérida.

En reunión sostenida en 1964 entre los rectores de las universidades del país y el ministro de Obras Públicas, se planteó la imperiosa necesidad de elaborar un plan orgánico nacional que permitiera el desarrollo de la planta física de las universidades Durante el segundo y tercer período rectoral del Dr. Pedro Rincón Gutiérrez, continuo la gestión de compras y donaciones de terrenos de gran importancia para la institución. La Universidad de Los Andes recibió la finca El Joque en la vía Jají-La Azulita, una zona boscosa en el sitio conocido como San Eusebio donde funciona una estación experimental de la Facultad de Ciencias Forestales, bosque El Caimital en Obispos – estado Barinas para la explotación de la madera, terrenos en Barrancas y la extensa reserva forestal en Ticoporo y Caparo en comodato con el Ministerio del Ambiente. Se realizaron varias figuras de permutas y/o cesiones con el propósito de que las propiedades que se daban a cambio promovieran el desarrollo de la Universidad y solventaran necesidades de viviendas para trabajadores y empleados. Permutas al Banco Obrero de las haciendas Los Sauzales y La Pedregosa por cesión del Colegio San José, terrenos del Estadio y Conjunto Deportivo Lourdes. De la Hacienda Liria, adquirida en 1967, se donaron terrenos para la instalación del Centro Educacional CEAPULA, y para la ubicación de la Universidad Nacional Abierta. A la Gobernación del Estado se le cedieron terrenos para el complejo recreacional-deportivo ALBARREGAS, el cual incluía la Plaza de Toros. En 1972, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) realizó un informe en el que se reveló un déficit de espacios en la Universidad, con índices de ocupación por alumno muy bajos, llegando incluso a 0.55m2 por alumno en algunas carreras de mayor demanda. Los índices utilizados para edificaciones de Educación Superior se ubican en un rango de 12 a 18 m² por alumno.

Para las autoridades de la Universidad, era inminente contar con una institución bien dotada física y académicamente. A pesar de haberse iniciado la ejecución del proyecto en 1973 con la ayuda del Banco Interamericano de Desarrollo, las inversiones importantes solo pudieron concretarse a partir de principios del año 1975, culminándose la construcción de este grupo de edificios en 1981. Inicialmente, se construyeron cuatro edificios con una extensión aproximada de setenta y dos mil metros cuadrados (72,000 m2). En los terrenos aledaños se donaron lotes para las oficinas del MINDUR, CONICIT y el Centro Internacional de Astronomía – CIDA. En la zona de Santa Rosa quedaron situados el Instituto de Investigaciones Agropecuarias, la Estación Santa Rosa y las plantas de tratamiento que sirven a la institución y a toda la comunidad aledaña.

La creación de los núcleos universitarios en Trujillo y Táchira le confirió a la Universidad de Los Andes una mayor dimensión espacial. El Núcleo Universitario "Rafael Rangel" en 1972, se desarrolló en sus sedes de Carmona y la Villa el Prado, nació como este una respuesta a la necesidad de educación superior en la sub región del Estado Trujillo. En 1975, se aprobó el Núcleo universitario en el estado Táchira “Doctor Pedro Rincón Gutiérrez”, ubicado en los conjuntos de Carmona y de Paramillo, para 1980, contaba ya con 18.696m2. En la misma década se abrieron extensiones de Medicina en Guanare-Estado Portuguesa y Valera, Estado Trujillo.

Para 1986, la ULA cuenta con 42 terrenos en Mérida con un área que alcanza 324has, una matrícula de 28.934 estudiantes y 242.148 m2 construidos. A pesar de estos avances, la Universidad de Los Andes sigue enfrentado dificultades en cuanto a la relación entre el espacio físico y la cantidad de estudiantes. Se evidenciaba la necesidad de continuar trabajando en la construcción y mejoramiento de sus espacios. En el año 2006, respondiendo a planes de gestiones lideradas por el Rector Rincón Gutiérrez la Universidad de Los Andes cuenta en su sede Mérida con una superficie construida de 337.109,26 m² aproximadamente para una matrícula de 31.699 alumnos y un índice de 10,64m2/alumno, indicativo de una mejora significativa en comparación con años anteriores. Llegar a la consecución del Desarrollo de la Ciudad Universitaria de Mérida implicó importantes movimientos, incluyendo mudanzas dilatadas y otras que no se concretaron.

Hoy la realidad en nuestro país difiere diametralmente de las condiciones en las cuales la Universidad desarrolló importantes y trascendentales proyectos. Sin embargo, también es cierto que aún hay reticencia al cambio. Salir de las zonas de confort que se adoptan no ha sido fácil y es necesario revisar y sincerar los índices de utilización de los espacios. A pesar de que existieron los planes correspondientes, El Grupo Médico-Biológico espera por su culminación definitiva. Medicina y Odontología continúan en espacios originarios, algunos inadecuados y dispersos, y lo más agravante es que se afecta la estructura patrimonial del edificio Central del Rectorado. Ingeniería en dos sedes, la Hechicera, también ocupa espacios en la Av. Don Tulio y no culmina su programación. El Grupo Cultural planificado solo conto con la concesión del edificio del Colegio San José. Aún la cultura universitaria no llega espacialmente a la sociedad merideña. Las viviendas multifamiliares del centro de la ciudad nunca se construyeron, Recientemente se concentraron servicios estudiantiles de manera incompleta en el Conjunto Los Chorros. El proyecto de formación de profesionales de nivel medio (peritos y técnicos) no se llevó a efecto tal y como lo programó el Doctor Rincón. Las facultades de Ciencias Jurídicas y Políticas, Humanidades y Educación, y la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales ocupan un espacio diferente al originalmente establecido, aunque el Plan fue modificado acertadamente, transcurrieron tres décadas para concretar estos cambios.

Compartiendo el sueño del Dr. Pedro Rincón Gutiérrez, Rector Magnífico y modernizador de nuestra casa de estudio, me preocupé, y aún lo hago. Revisando el rol urbano que la Universidad de Los Andes debe mantener con respecto a su ciudad, encontré puntos de confluencia que, al ser intervenidos fragmentadamente, impactan y promueven renovación en el actual tejido urbano de la ciudad. Utilizando herramientas teóricas y construyendo metodología para tal fin, proporcioné a la Institución la intervención y ordenación de su planta física en la ciudad. Llegando a su aplicación en un fragmento urbano estratégico de nuestra Universidad, ordenándolo y articulándolo con su entorno, llegue a lo que denominé UNIVERCIUDAD en CAMPO de ORO. La influencia en la Universidad de Los Andes, liderada por el Dr. Rincón Gutiérrez, trascendió los límites de la institución y se hizo sentir en la ciudad misma. Su pensamiento, obra y acción hoy nos convocó para recordarnos su valor. Su obra está inscrita en los muros de la Universidad, en las Rutas Universitarias, en sus espacios verdes y en los bosques que recorrió con la fehaciente creencia de que el construir era querer, y lo que se quiere se defiende, se preserva, se protege. Nos corresponde no solo continuar sino también no dejarla sucumbir. AL Doctor Rincón Gutiérrez Rector de Rectores, Maestro en el sentido más amplio, con una calidad humana que no tiene mesura, siempre le estaré agradecida. Su legado permitió la construcción de una Universidad de excelencia. Primordial perpetuar su obra. Hay mucho por hacer.

A todos Gracias.