Recuerda que tú no eres importante,
importante es la gente.
Vitalia de Rincón a su hijo Perucho Rincón
El Grupo de Miradas Múltiples y la Academia de Mérida han conciliado esfuerzos y voluntades con el fin de celebrar el centenario del nacimiento del Dr. Pedro Rincón Gutiérrez, 1923 julio 2023, estudiando su desempeño como rector y reconociendo el impacto de su gestión en la transformación de la Universidad de Los Andes y, por ende, en la ciudad de Mérida.
Los tres foros anteriores en los que hemos participado con sus doce
ponencias así lo indican y el de hoy, con tres, igual lo ratifica. Otros
eventos del mismo tenor realizaremos en nuestra misión de dignificar al rector
cuya presencia, saber y experiencia hizo historia universitaria y citadina.
El evento de hoy, presenta de manera muy
sucinta la invalorable labor iniciada y desarrollada por el Dr. Pedro Rincón
Gutiérrez en sus cuatro
gestiones dos por designación de las juntas de gobierno antes de la presidencia
de Betancourt y dos por elección de su claustro.
Su obra la hemos organizada en tres dimensiones del pensar y el hacer
universitario.
La primera refiere a la planta física, su desarrollo y el patrimonio
territorial adquirido, estará a cargo de la Arquitecta Viviana Moreno, una
profesional conocedora a
profundidad de la materia por haberla cuantificado e interpretado como una funcionaria
eficiente e idónea en su excelente e impecable trabajo desarrollado
en la oficina en la Unidad de Planta Física de Planificación y Desarrollo,
PLANDES, de la ULA.
Por su lado, la planificación
financiera y presupuestaria la desarrollará el economista y profesor David
Padrón, quien conoció muy de cerca las actuaciones de Dr. Rincón Gutiérrez, en
virtud de haberse desempeñado durante 10 años como director de Presupuesto y además de ser director de la oficina de Planificación y Desarrollo, PLANDES.
Finalmente, la dimensión académica
será tratada por quien les habla, profesor Pedro Rivas, de la Facultad de
Humanidades y Educación y exdirector de la citada oficina de Plandes en
2002-2004 en la gestión rectoral del Dr. Genry Vargas. Me corresponde el honor
de abordar a mano alzada el terreno del tema de la academia, labrada
en una gestión de gobierno rectoral la cual desarrolló a partir de una visión
política de alta finura y muy alto vuelo.
Una cara y múltiples
rostros
En este sentido, he tratado la
existencia académica de don Pedro bajo el enfoque de la metáfora de un prisma,
cuyas caras revelan diversos escenarios, situaciones, factores y personalidades
con que las que le correspondió vivir, y que determinaron y tallaron sus
rostros existenciales además de la idiosincrasia de un hombre
lacustre-montañero.
Tal ejercicio nos sirve para
retratar la mirada académica del sujeto observador, pensante, analista y luego
actuante que fue y cuya forja se dio a lo largo de su trayecto escolar, iniciado en los colegios religiosos de educación
primaria y media donde hizo sus estudios como también su inserción en los estudios de Medicina en el
lapso 1941-47, para continuar la fragua de su pensamiento universitario como
docente y en su actuación como presidente del Colegio de Médicos entre 1952 y
1958, así como en los ambientes médico-hospitalarios públicos donde laboró como
médico, partero y connotado obstetra.
Su ser también se fraguó en la cotidianidad
de la vida social de una bucólica ciudad enmantada por las neblinas mañaneras y
de la tarde que le enseñaron a pensar y callar para luego decir o actuar. En
esa bucólica rutina del día a día en Perucho se hacía de aplomo y temperamento merideño,
una marca temperamental de su actuación posterior como estadista.
El arte de las tertulias con la
gente de pensamiento universitario y político diversos como de la
comunidad, le selló la cualidad de hombre de palabra y de acción
que se hizo su atributo más importante y evidente de sujeto en el ejercicio del
poder institucional.
La gestación del pensamiento académico y político de
Perucho
Mencionaré solo dos fuentes de muchas que dieron solidez al ethos de don
Pedro Rincón Gutiérrez
En primer lugar, la obra que el rector Rincón Gutiérrez legó a la
Universidad de Los Andes, a la ciudad de Mérida, a la región y al país fue
posible porque su andar gestó un proceso de formación personal, escolar y
académico iniciado en 1934 en la población tachirense de Táriba, donde recibiría la sólida educación
primaria de un colegio perteneciente a la Congregación obispo “Francisco de Sales”,
fundada por el clérigo italiano don Bosco. Esta enseñanza primaria fue el
acicate que hizo de Perucho el
hombre “servidor” y humilde de los hospitales de Mérida que caminaba con el eco
de la humildad y la entrega propia de la doctrina salesiana de don Bosco.
En el año 1937 continuó su prosecución escolar en el
Colegio San José de la Congregación de Jesús de la ciudad de Mérida, allí realizaría
sus estudios de bachillerato. Su personalidad quedaría marcada por el rigor de
una educación integral y una experiencial sustentada en el aprendizaje de la
filosofía, las artes, la teología, las ciencias naturales, la matemática y la
educación física a través del ejercicio del deporte, la recreación y el
montañismo andino. De su permanencia en el colegio jesuita se hizo un destacado
deportista y practicante del fútbol, beisbol y tenis y montañismo, también
hizo de profesor de secundaria para vivir de su trabajo.
La consecuencia de esta educación exigente, desarrolló en Perucho a
temprana edad una carga axiológica basada en los principios de “solidaridad,
libertad y justicia”, los que contribuyeron a darle forma a la prestancia del
saber pensar para actuar con juicio, mesura y ponderación. Esta formación
la recibió en las aulas y laboratorios de ciencias al igual que en los
seminarios de teología y filosofía de este colegio jesuita que estuvo ubicado
en la manzana de la Av. 4 con calle 24 de la ciudad de Mérida.
Esta formación académica jesuita le daría la segunda base fundamental para
sostener, desarrollar y organizar el ideario académico y pragmático que definió
en Perucho, su pensamiento, el discurso y la obra tanto académica como política
que lo elevaría a la cima de su época.
En segundo lugar, es menester afirmar que el inmenso legado de Perucho se construyó a partir de la formación
de un pensamiento universitario que cristalizó a lo largo de un trayecto que
tuvo su primer detén en 1958 y su relación con gente de pensamiento
universitario. Este fue un aspecto crucial en su formación de estadista
universitario, saber rodearse de hombres de valía y sabiduría que le tallaron
su inmensa personalidad y que le dejaron su impronta: entre ellos se encuentran
los rectores Mármol Luzardo y Eloy Dávila Celis; Antonio José Uzcátegui, José
Antonio Bruguera, Carlos Febres Poveda, Abdel Fuenmayor, Luis Farger Suarez,
Chuy Moreno, Rigoberto Henríquez Vera, Ramon Eladio Quintero, Antonio Eichler,
Remis Rada, William Lobo Quintero y nuestro amigo y maestro Roberto Rondón
Morales, entre otros muchos más.
Perucho un ícono de la ciudad
El Dr. Pedro Rincón Gutiérrez fue un hombre imperecedero en la historia de
la educación universitaria nacional, forjador de una obra que transformó la
pueblerina universidad de Mérida de 1958 en una institución de prestigio
nacional e internacional y cuyo andar, cambió el rostro de la ciudad que crecía
tras el paso de su huella forjadora de sueños y realidades.
Don Pedro Rincón fue, sin duda, el gran constructor de la Mérida moderna y
cosmopolita. Hoy lo sentimos con
nostalgia y melancolía en medio de los avatares de la terrible crisis que
agobia país y a la educación, así como al abandono y la falta de apoyo financiero a la que ha sido
sometida nuestra universidad y que es víctima de propios y extraños, que es
golpeada de adentro y de fuera cuyo deterioro es irreversible. No obstante,
seguimos apostando por el reverdecer de la esperanza y del optimismo creador
que inspira el espíritu viviente de la autonomía universitaria y de la
resistencia que emerge de la fuerza innata de la resiliencia que es natural a todo
ser vivo.
Pedro Rincón Gutiérrez fue un hombre incansable, activo y polifacético;
paseó su tiempo creador por diversas actividades que lo recuerdan en su
sencillez de hombre común con grandes particularidades que definían su ejemplar
idiosincrasia.
La inserción de la ULA
en las políticas educativas y económicas de Estado
El debut y desempeño administrativo del Dr. Rincón como rector se realizó
con los gobiernos nacionales del Pacto de Punto Fijo que estrenaban el modelo
de la democracia representativa y cuyos actores más conspicuos se encuentran en
la década del sesenta e inicio del setenta, con los presidentes Rómulo
Betancourt (1959 - 64) y Raúl Leoni (1964 - 1969) de Acción Democrática, y
Rafael Caldera (1969 – 73) del partido socialcristiano Copei.
La experiencia post- perezjimenista de la democracia en estreno se definía
en el marco de una filosofía económica del Estado identificada con el bienestar
social para asumir la responsabilidad de la prestación de los servicios
públicos de la educación y la salud, el trabajo, la vivienda y conjuntamente
con el transporte, agua y electricidad. Tal
misión la conducía el gobierno nacional en manos de un poderoso ejecutivo
nacional, que administraba la hacienda pública, era el albacea de la riqueza
petrolera y distribuía de la riqueza nacional a través de la inversión social
en los terrenos de la educación y la salud
Con esta instancia de gobierno y con las comisiones de finanzas de
diputados y senadores del Congreso, Perucho y su gente desarrollaron una
relación muy expedita para solicitar, tramitar y conseguir los fondos financieros
que la ULA requería para su crecimiento y desarrollo académico, para la
construcción de una planta física que alojara los cientos de miles de
estudiantes que ingresaban y requerían ser atendidos en las escuelas y
facultades por profesores que atendían en las aulas, talleres y
laboratorios, que requerían servicios de
biblioteca, comedor, residencias, transporte y becas, valga decir las políticas de protección social estudiantil,
profesoral y de personal técnico, de servicios y de obreros.
Justamente porque el rector Perucho conocía el arte del dialogo, la
negociación política y el acuerdo, pudo gobernar en medio de una gran
desestabilización política nacional. Los gobiernos de Betancourt y Raúl Leoni
estaban acosados por los intentos de golpes de Estado y la subversión
guerrillera. La llamada guerra fría se expresaba en la pugnacidad de dos
bloques militares irreconciliables: el Pacto de Varsovia y la OTAN.
Esta confrontación fue el resultado de las controversias de los países
aliados de la segunda guerra mundial y la cual se dejaba sentir en los
ambientes universitarios al encontrarse los grupos de choque de los movimientos
subversivos liderados por el PCV, el MIR y las guerrillas urbanas auspiciadas
por la URRS, China y la Cuba fidelista; y del otro lado estaban las bandas
armadas juveniles de AD y Copei.
Perucho en sus diferentes gobiernos supo manejar estas situaciones
embarazosas que afectaban el normal desenvolvimiento de la academia
universitaria, tal como trabajar en la década del 60 con dos equipos rectorales
integrados por dos dupletas de profesores de AD y Copei:
Ramon Vicente Casanova y German Briceño Ferrigni; Elbano Zerpa y José Juan
Rivas Belandria.
Tal acuerdo negociado le permitió conducir la universidad con tino, tacto e
inteligencia política para ignorar con los ojos abiertos que en el Cuartel
Rivas Dávila de Milla, el gobierno había destacado una unidad antiguerrillera
de élite, formada por los boinas rojas del
cuerpo de cazadores listos para actuar cuando la policía y la Guardia Nacional
no pudiesen contralar los disturbios y protestas estudiantiles.
Esta concertación interna en la dirección del equipo
rectoral en medio de un conflicto nacional junto al esquema organizativo de
clanes formados por profesores allegados y de confianza para pensar y sugerir
ideas-proyectos, multiplicó la capacidad propositiva y emprendedora del rector
para aprobar innovaciones, abordar desarrollos universitarios y encontrar
financiamiento oportuno e inmediato.
Perucho tenía un don de mando indiscutible basado en su
capacidad para saber escuchar, reflexionar y debatir proyectos y soluciones,
por ello actuaba como un pater familias universitas para aprovechar el
potencial del pensamiento universitario.
La capacidad de gran estratega de don Pedro le permitió
aprovechar el enclave de AD y Copei en su equipo
rectoral y con las conexiones que poseía con el poder central para crear nuevos
desarrollos institucionales como fue elevar a la Escuela de Humanidades y
Letras, adscrita a la facultad de Derecho, a la condición de Facultad de Humanidades y Educación; así pudo
mismo fundar nuevas facultades en las que encuentran Economía,
Arquitectura y las extensiones de Medicina en Valera, San Cristóbal, Apure y
Barinas. La Escuela de Educación en San Cristóbal dependiente de la FHE en 1966
sirvió para plantar el hito fundacional del Núcleo Universitario del Táchira.
Los
proyectos a mano alzada de los Núcleo de Táchira y Trujillo salieron del
tintero del rectorado del Dr. Rincón Gutiérrez a finales del setenta que luego
o desarrollados y consolidados por otros rectores.
Las
Facultades creadas antes de su ascensión al poder como Derecho, Medicina,
Ingeniería, Odontología, Farmacia y Ciencias Forestales se expandieron y
diversificaron al crearse nuevas carreras, institutos y escuelas, así como
adquirir terrenos para construir sedes y adquirir fincas de experimentación y
enseñanza forestal-agropecuaria.
La
creación de la Facultad Experimental de Ciencias innovó el régimen de estudios
basados en la semestralización, la departamentalización que eliminó las
escuelas y estrenó el currículo como dispositivo tecnológico para la planificación
de la enseñanza. Los núcleos recién creados nacieron organizados por áreas del
conocimiento y debidamente departamentalizados.
Así
mismo, supo diseñar una política destinada a crear una estructura académica y
administrativa moderna en las que menciono la creación del Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico, la
dirección de Personal, la Dirección de Personal, el Consejo General de Estudio
de Postgrado, la Dirección de Servicios Generales, el Consejo de Fomento, los
Talleres Gráficos, Ingeniería y Mantenimiento, la Dirección de Deporte y la
dirección General de Cultura y Extensión, entre otras. Un aparato
administrativo para las funciones básicas de la docencia, la
investigación y la extensión universitaria. La modernización del aparato
administrativo fue una de sus prioridades, tal como se observa en el edificio
administrativo de la universidad y otras edificaciones como las de la Hechicera, construidas con financiamiento del proyecto BID
-ULA.
En este sentido, la visión conceptual de la universidad
fue pensada y organizada por el rector y sus asesores a partir de cuatro
grandes grupos del saber y el hacer universitario ubicados a lo largo de la
ciudad de Mérida identificadas como el grupo
médico-biológico, el grupo forestal, el grupo
técnico-científico-humanístico y el grupo
cultural-educativo, residencial y comercial.
La
universidad desde allí se desarrolló conceptual y físicamente y se expandió con
una nueva estructura académica y funcional que daba los hitos y los mogotes que
impactaban de la ciudad que ella llevaba en su vientre a decir escribidores y
poetas ilusos de su cómo quien les habla
En
el mismo sentido, la mirada onto-epistémica del rector Rincón Gutiérrez nunca
dejó de dar primacía a los dos pilares fundamentales que definen el sentido y
el significado de una universidad: los estudios de las humanidades y las
ciencias. Por ello se rodeó de lo más granado del pensamiento
humanístico y cultural, así como de las ciencias experimentales y matemática
para hacer posible su sueño de recrear una verdadera universidad como aquella
que nació en Bolonia y Paris en el siglo XI.
En este orden de ideas, allí estuvieron los hombres que
escribieron las páginas fundacionales de la Facultad de Humanidades en los que
menciono a Gonzalo Rincón Gutiérrez, su hermano mayor; Carlos Cesar Rodríguez,
Pedro Nicolas Tablante Garrido, Miguel Marciales, Alfonzo Cuesta y Cuesta,
Mario Spinetti Dini y Miroslav Marcovich, entre otros.
Y finalizando la década del sesenta y ante el dolor del
allanamiento a la UCV, violación de la A.U: y cierre de esa casa de estudios, en
el rectorado estaban reunidos con Perucho los profesores investigadores convocados
para que escribieron las primeras ideas que daban luz a la Facultad de
Ciencias. Allí se congregaron los profesores, Antonio Luis Cárdenas, José
Vicente Scorza, Cecilia Dagert de Scorza, Pedro Durant, Alba Díaz, Eldrys
Rodulfo de Gil, Franco Rabagliati, Maxzimina Monasterio, Bernardo Frontal, Juan
Puig, Joaquín Site y Mario Ricardo entre los más destacados.
Y
en otras reuniones de creación universitaria Perucho discutía con Domingo Felipe Maza Zabala, Francisco
Mieres y el merideño Hernán Avendaño Monzón, todos ellos personajes de
destacada excelencia académica de la Universidad Central de Venezuela y
funcionarios del Banco Central de Venezuela, la creación de la Facultad de
Ciencias Económicas.
La educación para todos
En los albores de la democracia, el Estado nacional creo una
política educacional de acceso
para todos y de manera gratuita creo un boom
en la educación venezolana observado en migración acelerada del campo a los
pueblos y de éstos a las ciudades y capitales de los estados federales. Ello trajo
como consecuencia un crecimiento acelerado en la matrícula estudiantil del
sistema educativo que requirió la construcción acelerada de las escuelas y
liceos y estimuló a los sectores privados y religiosos a crear establecimientos
educacionales laicos y confesionales en todo el país.
Este terremoto sociocultural demandó de la universidad venezolana y, en
particular de la ULA, respuestas contundentes a la vertiginosa prosecución
liceísta con títulos de bachiller en la mano o con oportunidad de graduarse,
quienes exigían el derecho a ingresar a las carreras de profesiones liberales,
tecnológicas, médico-asistenciales y de las humanidades y las ciencias sociales
de la época.
Esta demanda colapsó la oferta universitaria y obligó a nuestra casa de
estudio a adecuarse a las nuevas realidades del sector educativo y a los
requerimientos de los planes de desarrollo de la Nación. Sin embargo, tal
situación crítica Perucho la convirtió en una magnífica oportunidad y una
invitación para pensar en el crecimiento de la ULA en los años subsiguientes.
El rostro político de un exrector
En su rectorado de 22 años a lo largo de cuatro períodos de gobierno,
Perucho se paseó por los terrenos de la política desempeñándose como concejal,
diputado a la Asamblea Nacional, embajador en Perú y Bélgica y hombre de
relaciones públicas, y aun así, nunca
dejó de ser amigo de todo el mundo, incluso de sus contrincantes, sin separar
el disfrute de gran conversador y parrandero, contado
e incansable hasta su fallecimiento ocurrido el
24 de julio de 2004, a la temprana edad de 81 años.
La mediación y el dialogo para concordar y negociar salidas y soluciones a
conflictos y dificultades en la universidad fue uno de sus atributos más
desatacados porque supo manejar situaciones difíciles con tino e inteligencia
política, un atributo poco cultivado por buena parte de sus sucesores y de la
dirigencia académica universitaria de hoy, en particular de las nuevas camadas
de líderes universitarios que desafortunadamente se entrenan a partir del
irrespeto al contrincante, la intolerancia con quienes no piensan igual y a
fomentar la exclusión y el no dialogo universitario.
Desde esta mirada, Don Pedro fue un político de la academia y un académico
de la política, sin que tal atributo separase el talante de gran conversador y
promotor del dialogo y el acuerdo en todos los niveles, de ello da cuenta su contacto
y comunicación con los presidentes de la república: Wolfang Larrazabal, Edgar Sanabria, Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Rafael
Caldera, Carlos Andrés Pérez, Luís Herrera Campins, Jaime Lusinchi, su amigo, quien
hizo un año de Medicina en la ULA, y finalmente con el Comandante Hugo Chávez
Frías.
La Universidad de Los Andes era la única universidad que tenía en Caracas una
oficina de relaciones académicas y administrativas con personal ad hoc, con
personal, vehículo y chofer para lidiar su agenda administrativa con el
gobierno nacional y establecer reuniones políticas y acuerdos
interuniversitarios. Desde allí Perucho se hacía presente.
Sin duda alguna que el rector Rincón Gutiérrez fue un hombre dedicado a la
política y al ejercicio del poder.
Tuvo el momento glorioso de la cima del éxito y la ignición de la
decadencia que define nuestra mortalidad. En esta dirección, Perucho fue un
hombre amado y adversado por otros con la fuerza telúrica del resentimiento, la
envidia y el pase de factura por la agenda no escrita de errores,
equivocaciones cometidas y, al final, el pase de factura del síndrome del
poder que emerge cuando se pierde el razonamiento juicioso y el control de
las emociones. Esto le ocurrió al final de su carrera académica cuando aspiró
reelegirse en 1992 y no pudo clasificar para la segunda vuelta. Una pérdida
innecesariamente de las elecciones, en ese momento pudo
retirarse a tiempo y en grande pero sus debilidades por el poder lo
traicionaron y sus seguidores quisieron replicar la figura del Cid Campeador
montado en su corcel en la Batalla de Valencia.
Con el poder todo se hace posible y si se ejecuta bien, se alcanzan la
gratificación, el éxito y la escritura de una página del sitial donde yace la
memoria de la historia. En el arte del poder está la consagración, por eso
proceso Don Pedro Rincón Gutiérrez se hizo de pensamiento, palabra y acción
mientras hacía historia universitaria y merideña
Por estas razones el Grupo de Miradas Múltiples, junto a la Academia de
Mérida y con la presencia de los exrectores, Felipe Pachano y Lester Rodríguez,
celebramos el centenario del alumbramiento de este connotado venezolano nacido
en las aguas del lago de Maracaibo, luego criado en las aguas del Torbes y en
las cumbres blancas de la Sierra Andina de Mérida.
El Dr. Rincón Gutiérrez fue un rector magnífico en el arte del gobierno sin
dejar de recocer que fue un sujeto controversial, un auténtico homo
politikus del trópico lacustre andino.
Esta reseña que leo apenas bordea la silueta del ethos del ilustre rector
que transformó el espíritu de nuestra amada Universidad de Los Andes. Este
franco y emocional bosquejo intenta identificar la imagen del hombre sencillo y
genial de un rector que hizo de la academia y la política su razón de ser.
Finalizo esta disertación sobre el rector amigo de todos como prefiero
llamarlo y me afirmo en la necesidad histórica de bajarlo de la cripta santoral
donde ha sido idealizado por la historiografía oficial como
un ícono santificado y verlo como fue, un hombre creador de universidad y cultor y defensor de la verdadera Autonomía
Universitaria que es autopoiesis, creación permanente, discusión, debate,
dialogo, acuerdo y búsqueda de la siempre y esquiva verdad.
La AU nunca será un motivo de
llorantina, ni quejadera para no hacer nada
mientras la casa magna de estudios se nos cae frente a nuestras narices sin que
hagamos nada o muy poco. Los enemigos de la universidad están afuera pero
también adentro hablando en su nombre y representación. Allí está la paradoja
de estos días difíciles para la patria y para nuestros nietos.
Igualmente, reclamo la exigencia de impedir que los hacedores de discursos
apologéticos en las fechas de celebración onomásticas sigan evitando que el
rector amigo se haga inalcanzable por la comunidad universitaria y el pueblo.
Es necesario rescatar para las generaciones venideras su imagen de
académico rebelde, contestatario y crítico, poseedor de un pensamiento y una
palabra cargada de acciones para defender los intereses supremos de la
universidad laica y popular que está en sintonía con la auténtica autonomía
universitaria. Ya no más actos que han
transformado a Perucho en una estatuilla escenográfica de utilería milagrosa
para el rezo de graduandos y familiares por el favor concedido. Perucho
y su pedestal no deben seguir siendo un motivo fashion para hacer clip a la
foto comercial o telefónica de estampa usada en los grados universitarios.
Conocer la obra académica de Perucho, es enaltecer el pensamiento político
de hombre contestatario y crítico, constructor de universidad, demócrata y
defensor a carta cabal de la autonomía universitaria. Si lo vemos en la sencillez de su humildad
descubriremos la genialidad de un estadista prestado a la universidad.
Muchas gracias.
Grupo de Miradas Múltiples
Mérida, 27 de abril de 2023
Pedro José Rivas es Licenciado en Educación, maestro y doctor con
estudios para Posgraduados en el Centro Internacional Aarón Ofri de Jerusalén.
Es investigador, planificador, fundador de revistas universitarias, editor y
director de publicaciones periódicas universitarias. Fue director de la Escuela
de Educación y de la Oficina de Planificación y Desarrollo de la ULA. Ha
publicado libros en los campos de la formación docente, la Educación Básica, la
Educación Matemática, la universidad, la gobernabilidad política y la poesía;
todos descargables en la Biblioteca Virtual de la Universidad de Los Andes. Es
docente activo con 48 años de experiencia universitaria. Forma parte del Grupo
interdisciplinario Miradas Múltiples. Es sofbolista en descanso.